Y con el móvil, ¿qué?
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GTD4Students: Y con el móvil, ¿qué?

Antes de empezar con el post de hoy, pedir perdón por haber faltado a mi cita con vosotros la semana pasada. Tuve placas en la garganta y estuve malita con fiebre, y del jueves al lunes no conseguí salir de la cama. Ya estoy totalmente recuperada, y he aprendido de la experiencia 😉, así que no os preocupéis.

Ahora que ya he explicado mi ausencia, esta semana voy a hablar de un tema que durante mucho tiempo me ha llevado a mí por el camino de la amargura. Como dice el título, quiero hablar de cómo gestiono yo el móvil. Sé que todos utilizamos el móvil, las redes sociales, apps de mensajería instantánea… Así que, pese a estar dirigido a estudiantes, espero que os sea útil a todos.

Siempre he sido una persona a la que le ha abrumado un poco la mensajería instantánea. No sé si en algún momento lo habréis vivido, pero estar en un grupo de clase es una experiencia única en sí misma. Estar la noche de antes de un examen, con más de mil mensajes de Whatsapp de clase en el que se mezclan memes, fechas de exámenes y entregas, discusiones, audios eternos, explicaciones… Además, claro, de las cuatro o cinco personas que te hablan por privado para preguntarte dudas porque saben que, en vez de estar atenta al móvil y al grupo de clase, estás estudiando.

Cuando yo empecé a tener móvil y a utilizarlo, ese miedo a quedar mal con quien fuera, hacía que estuviera constantemente pendiente de cada notificación que saltaba en el móvil, hasta que interioricé y normalicé por completo no poder sacar más de un par de minutos seguidos de concentración sin que me interrumpiera algún mensaje.

¿Cuándo decidí cambiar cómo hacía las cosas?

Hace un año y pico, empecé a trabajar de camarera. Trabajaba muchas horas seguidas, en una cadena de restaurantes muy popular en un local situado cerquita de plaza de España. Entré en una fecha próxima a las Navidades y éramos poquitos en plantilla. Os podéis imaginar cómo era aquello. Así que eso de llevar el móvil encima dejó de ser una opción. Y cuando salía de un turno largo, cansada, de madrugada y sin muchas ganas de nada, me encontraba con el móvil lleno de notificaciones, mensajes y llamadas perdidas.

Así que me harté. Desactivé todas las notificaciones que tenía mi móvil (excepto las de mis padres porque tampoco estaba para buscar movida) y empecé a tomarme eso de contestar a los mensajes o a los DMs con calma. ¿En qué se tradujo? En que si me pillabas en el autobús yendo al trabajo o a la universidad y tenías la casualidad de que estaba metida en la app, te contestaba a los segundos. Si eso no pasaba (que era lo habitual) y lo que me contabas no era una emergencia, podían pasar semanas para que te contestara.

¿Y sabéis qué ocurrió? Que mis amigos me siguieron queriendo. Los compañeros que venían a por dudas, o se esperaban, o se buscaban la vida. El mundo no se acababa. Y yo vivía muchísimo más a gusto, no os voy a mentir. También es verdad que hubo gente que se extrañó e incluso me preguntó al respecto. Mi respuesta fue muy simple: estoy muchas horas trabajando, estudiando, durmiendo o disfrutando del tiempo cara a cara con la gente a la que adoro. Si es algo importante, llámame y lo hablamos al momento.

Nadie tuvo problemas, y con muchísima gente ni siquiera hizo falta esa conversación. Simplemente se dieron cuenta de la nueva dinámica y me llamaban si era urgente. No obstante, aquí surgió otro problema, porque hay cosas de las que te enteras por Whatsapp, Telegram, Instagram, Twitter… que necesitas tener dentro de tu sistema.

¿Y qué haces con todo eso que necesitas capturar?

Y como digo siempre, mi sistema es donde me pica me rasco. ¿Qué hice? La mayoría (por no decir todas) las apps de mensajería instantánea tienen la opción de desactivar el read receipt (el doble check azul de Whatsapp de toda la vida). Y como tampoco quería quedar mal (o demasiado mal) con nadie lo desactivé. Cuando salía de trabajar leía por encima los mensajes nuevos. Si había información que capturar, le hacía una captura de pantalla y me la enviaba con braintoss al email; si era una contestación rápida simplemente contestaba… Y así iba archivando todos los chats que ya estaban “aclarados” (todo lo que no es cero, es ruido). Y cuando los mensajes no eran dándome “trabajo” o pidiéndome cosas, simplemente los iba contestando cuando tenía un rato, porque al final me encanta hablar con mis amigos, no me malinterpretéis. Pero sí me fue muy útil ir quitando de mi vista todas esas conversaciones con las que ya no tenía que hacer nada más.

Al principio esto funcionaba muy bien, pero apareció el segundo problema. Hay gente vive pegada al Whatsapp, y muchas veces te contestan al segundo de haberles enviado un mensaje. Esto es muy de agradecer si les estás pidiendo algo, pero cuando estás intentando dejar a cero los mensajes, puede llegar a frustrar un poco. Así que lo que decidí fue apagar el WiFi y los datos mientras estuviera con ello y volver a activarlos con normalidad cuando salía de la app. Así, no tenía riesgo de que me vieran en línea. Los mensajes se enviaban cuando yo ya había salido y todo lo que viniera después ya podría gestionarlo en otro momento.

¿Y con lo que capturas?

Dependiendo del momento, determinadas conversaciones siguen siendo eso, conversaciones, o pasan a ser acciones de las que no me quiero ocupar en ese momento. Por ello y para evitar que se me olvide hacer nada con ellas tengo un contexto @móvil en el que tengo acciones como “escuchar los audios de x acerca del erasmus”, “ver los vídeos que me ha mandado x de la investidura de López Obrador para Antropología Política” hasta “enviar un audio a x contándole el drama de la fiesta del viernes”.

Para terminar, solo decir que habrá muchas personas que no se sientan identificadas con lo que yo cuento, y es normal. Porque nuestras realidades son diferentes. Pero igual que en los cursos de GTD siempre hay un porcentaje de gente que está agobiada con el email y que siente que el email se ha convertido en su trabajo, conozco a muchísimos estudiantes que han sentido esta sensación de agobio cuando hablamos de los mensajes instantáneos. No sé cuál será la realidad en la que viviréis vosotros, pero en mis círculos; mis compañeros de clase, mis amigos e incluso a loschavaless a los que doy clase se quejan de lo abrumadoras que llegan a ser estas redes sociales. 

Sé que sólo he hablado de WhatsApp (también es aplicable a Telegram) y que la realidad del móvil es mucho más compleja. A lo mejor en un futuro me animo y escribo otros posts hablando de cómo gestiono el resto de las redes sociales. Pero os aviso de que no hay sólo una forma correcta de gestionar esto. Esta es la mía y os la comparto por si os puede ser útil o queréis copiarme aunque sea una sola cosa. Y tú, ¿cómo lo haces?

 

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