Jornadas OPTIMA LAB Seguimos Creciendo
Crónicas

XV Jornadas OPTIMA LAB: Seguimos creciendo

Después del sabor agridulce que dejé (y que sentí) después de mis últimas Jornadas; hoy vengo a contaros, con la sinceridad que intento mantener siempre que me pongo a escribir, como fueron las XV Jornadas OPTIMA LAB:

La verdad es que estas Jornadas no me apetecían demasiado. Ya dije en mi último post que las últimas Jornadas se me habían hecho más duras que las primeras. Soy muy joven e inexperta, rodeada de grandes profesionales e intentando estar a la altura de las circunstancias (y no decepcionarme a mí misma). Si a eso le añadimos el cambio de rutinas, no poder hacer deporte y el insomnio —aumentado por una cama que no es la mía—, hace que acabe las Jornadas agotada.

Si a eso le juntamos todo lo que está pasando (algo que hace que no siempre tenga la cabeza donde la debo tener) y mi creencia de que me iban a quitar la parte más humana al hacerlas virtuales, casi habría pagado por posponerlas. No obstante, yo intento mantener una norma bastante sencilla que es: «cree lo que tu quieras, pero haz lo que entiendas que tienes que hacer».

Y lo curioso de las creencias es eso, que se cambian. En la Red estamos muy acostumbrados a trabajar en virtual y no sé qué me hizo pensar que en este caso las cosas serían diferentes. Por algún motivo, la energía subió, era más fácil que el ambiente no se cargara ni literal ni figuradamente. Fueron tres días en los que las experiencias productivas eran inacabables (como bien dijo Jordi me sentía «en control, sin estrés, con enfoque y estando a lo que estaba»).

Después de las XIV Jornadas, sentía que tenía poco que aportar a la red y mucho de lo que aprender. Y lo segundo sigue siendo cierto, pero estas Jornadas me han demostrado que lo primero no tiene por qué ser así. Mi padre me dijo una cosa en uno de los descansos del tercer día que lleva dando vueltas en mi cabeza desde entonces: «por primera vez he sentido no solo que eras parte de la red, sino que OPTIMA LAB es también tu proyecto».

Es verdad que estar en mi casa, poder hacer deporte, tener mis propios horarios de sueño, etc. colaboró en que esto pasara. Pero eso no quita —creo— que a trabajar en Red (y a trabajar con tu familia) se aprende cada día a poquitos y, al igual que la efectividad, es un camino y con cada una de las Jornadas aprendo un poquito más (y disfruto un poquito más).

Con respecto a ese miedo a la falta de «humanidad» del formato virtual, no puedo deciros lo equivocada que estaba. Y no sólo por eso que dice Laura de que todos sabemos un poquito de la vida del resto. Las bromas siguen llegando en el canal de #random de Slack; las anécdotas siguen contándose al principio de cada reunión… Pero es que, además, en estas Jornadas en concreto pudimos ver una parte humana de OPTIMA LAB que habitualmente suele estar escondida. Son todas esas personas que, aunque no vayan a los MASS de Ventas o a las reuniones de Proyectos, son tan parte de la red como el resto de nodos. Me refiero a los peques de David sentándose en la silla en los descansos, a Gabi (el nodito de los margaritas) saludando desde Miami, a mi hermana saludando por detrás de mi madre al resto de la red, al hijo de Sergio siendo el mejor fotógrafo de OPTIMA LAB o a la hija de Jordi siendo la versión mejorada de su padre…

A lo mejor es que yo soy muy cursi (que lo soy) pero me encantó ver esa parte que no se ve en las Jornadas y que nos hace tan humanos como el qué elegimos para desayunar o cómo tomamos el café. Es curioso cómo, estando más separados que en otras, nos sentí más juntos, más unidos en hacer que estas Jornadas salieran tan bien como luego salieron, pese a que a David se le fuera la luz en casa un par de horas.

Nos llevamos muchos retos. Tanto a nivel de Red como a nivel individual. Yo personalmente me llevo dos proyectos nuevos con los que no estoy familiarizada. Siendo honesta, tengo muchísimas ganas de sacarlos adelante, porque no se parecen en nada a lo que venía haciendo hasta ahora y por tanto tengo muchísimo que aprender.

Qué os voy a decir. Si me llevo algo de estas Jornadas es que, como decía Laura, cada vez quiero un poquito más a toda la gente que veo casi a diario a través de la pantalla. Que cada vez funcionamos mejor, que al parecer los límites son más autoimpuestos que existentes y que cada vez que voy a las Jornadas observo un lado de la Red y un lado de cada nodo que no había visto antes y que enriquecen mi visión de una manera que no sabría explicaros. 

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